En la lejana pista 17 del All England Lawn Tennis & Croquet Club, Bethanie Mattek-Sands protagonizaba una de las más dolorosas imágenes de la última edición de Wimbledon.
En una subida a la red en su partido de segunda ronda ante Sorana Cirstea, la tenista norteamericana se rompía la rodilla, dando lugar a una escena de esas que nadie quiere ver sobre una pista de tenis, monopolizada por los gritos de desesperación y dolor.
“Solo recuerdo subir a la red y oír un chasquido. Miré mi rodilla y pensé que podría recolocarla. Cuando vi que no podía hacer nada es cuando comencé a gritar”, afirma una Mattek-Sands que se niega a ver repetidas las imágenes.
Cinco días después, la estadounidense era operada en un hospital de Nueva York. El Doctor David Altchek, encargado de la cirugía, define la lesión como “extraña en un tenista”. “He visto estas lesiones en la NFL y en la NBA, pero jamás había operado a un tenista con el tendón rotuliano roto, ya que tienen un gran equilibrio y juego de pies. El problema es que Bethanie es demasiado fuerte para su cuerpo”, añadió. “Sin embargo, la lesión no supondrá el fin de su carrera”.
De acuerdo con Altchek, el periodo mínimo de recuperación para este tipo de lesiones es de seis meses. El doctor cree además que necesitará entre tres y seis meses extra para reincorporarse al circuito.
La fisioterapeuta Ioonna Felix mantiene la cautela. “Con este tipo de lesiones, hay que ser muy precavidos con el proceso de recuperación. En esta etapa de la rehabilitación aún hay muchas restricciones”.
Acostumbrada a las lesiones en sus 18 años de carrera, la número uno del mundo de dobles afronta el largo periodo de recuperación con optimismo. “Con las lesiones anteriores, el miedo a perderme algo hizo que me precipitase en la recuperación. Esta vez quiero aprovechar el tiempo fuera de las pistas para hacer cosas que siempre he querido y no he tenido la oportunidad. La lesión se curará sola. No vale de nada apresurarse”.
“No puedes controlar todas las cosas que ocurren, pero sí como las afrontas”, concluyó.
Mattek-Sands, que tuvo que abandonar Wimbledon, encara con optimismo su recuperación
