Ed Cunningham, de 48 años, renunció a uno de los mejores trabajos en la televisión deportiva porque cada vez se sentía más incómodo con el daño que sufrían los jugadores a los que veía cada semana. Los golpes no paraban, justo en sus narices, hasta que Cunningham ya no pudo seguir trabajando con la conciencia tranquila.
“Asumo mi responsabilidad por haber estado alineado al deporte”, señaló. “Solo que ya no puedo ser un animador más”.
Recientemente varios jugadores de alto perfil dentro de la NFL han decidido retirarse anticipadamente, incluso de forma preventiva, por preocupaciones respecto a su salud a largo plazo, particularmente en cuanto a su cerebro. No obstante, puede que Cunningham sea el primer comentarista importante que renuncia al fútbol americano por una preocupación vinculada a la de los jugadores: ser un testigo cercano de la carnicería le pareció incorrecto, sobre todo dado que obtenía ganancias de un deporte que él sabe que está matando a algunos de sus atletas.
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“En el estado actual del deporte hay algunos peligros muy graves: fracturas de extremidades, desgaste físico”, explicó Cunningham. “Pero el verdadero punto crucial es que no creo que el juego sea seguro para el cerebro. En mi opinión, es inaceptable”.
Cunningham ha estado involucrado en el deporte desde su primer año del colegio. Fue capitán del equipo de la Universidad de Washington cuando este ganó el campeonato nacional de 1991 y fue seleccionado en la tercera ronda de reclutamiento de la NFL, donde jugó como liniero ofensivo durante cinco temporadas. Poco después se convirtió en comentarista de televisión; durante más de una década hizo mancuerna con Mike Patrick. Los dos trabajaban en los juegos televisados de los sábados por la noche que se transmiten por ABC y ESPN.
Cunningham se forjó una sólida reputación por las críticas incisivas que realizaba de los golpes imprudentes entre los jugadores y decisiones irresponsables de los entrenadores cuando ponían en peligro la salud de los atletas. Sus fuertes opiniones solían provocar que los aficionados lo denunciaran en los mensajes que llevan en pancartas y se ganó los comentarios iracundos de entrenadores y gerentes de los equipos.
“Difícilmente podría estar en desacuerdo con algo que él dijera”, dijo en una entrevista telefónica Patrick, quien tendrá una nueva pareja de transmisión esta temporada colegial ante la ausencia de Cunningham. “El deporte está en una encrucijada. Me encanta el fútbol americano: el colegial, el profesional, de cualquier tipo. Es un deporte maravilloso. Pero ahora que estoy consciente de lo que puede hacerle a la gente, que puede convertir a hombres de 40 o 50 años en vegetales caminantes, ¿cómo quedarme callado? Ed fue vanguardista al denunciarlo. Le doy todo el crédito del mundo. Y voy a ser honesto al respecto, en parte porque él me llevó hacia ese lugar”.
Cunningham dejó claro que no se convertiría en un evangelista anti fútbol americano. En vez, dice que busca asegurar el éxito a largo plazo del deporte, pero recalca que este depende de que haya un apremio cada vez mayor para que se vuelva más seguro, en especial en los niveles juveniles y colegiales.
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