El soldado Daniel Ignacio Urbina nunca imaginó que la mala hora le llegaría un martes 12 de febrero del 2008 mientras cumplía con su labor militar en el sur del país. “Pisé una mina en una operación el 12 de febrero del 2008 en Barbacoas, Nariño, que me produjo una amputación transtibial izquierda o por debajo de rodilla”, recuerda.
Desde ese momento Daniel inició una lucha personal para evitar que la falta de una de sus extremidades inferiores le restara sentido a su vida y de paso le impidiera seguir sirviendo a Colombia.
En el proceso encontró en el deporte un aliado que a la postre le permitiría recuperar la alegría y las ganas de continuar representando al país. En ese camino encontró a otros héroes de la patria que atravesaban por la misma situación. Hoy son una familia y encuentran en el agua su motivación.
“En el momento que uno entra al agua se olvida de toda esta situación, ahí se pierde prácticamente la limitación”, dice el teniente Camilo Castellanos, quien además cuenta con orgullo los países donde ha representado al país.
“Hemos participado a nivel nacional de casi todos los eventos y a nivel internacional hemos asistido a lo que es Estados Unidos, Brasil, Venezuela”, expresa el oficial.
Miguel Ángel Otero es militar y perdió la visión en combate, ahora es el entrenador que día a día reta a Daniel, al teniente Castellanos y al resto de militares para que se brinden al máximo en cada entrenamiento.
“Ellos lo motivan a uno porque siempre están alegre, están riéndose y uno también se contagia de esa parte. Entonces, no lo dejan desanimar porque muchas veces tiene sus momentos de desánimo, pero ellos me siguen motivando”, manifiesta el profe Otero.
Los nadadores paralímpicos de las Fuerzas Militares encuentran en el trabajo en equipo uno de los principales factores para superar las adversidades que la vida y las competencias les ponen día a día.
“Tenemos compañeros con limitación visual, entonces yo soy los ojos de ellos; y a mí como me faltan mis extremidades inferiores, ellos son mis piernas”, comenta el teniente Castellanos.
“Queremos salir adelante, entonces eso ayuda, además el agua da tranquilidad y cuando uno viene bien estresado el agua es el calmante”, complementa el soldado Uriel Guatibonza.
Los militares se preparan con la meta puesta en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, donde esperan llegar para seguir dejando el nombre de Colombia en alto, además de demostrar que las adversidades con trabajo, dedicación y fe se pueden vencer.
