¿Cuántos atletas del país usted conoce que tienen todas las herramientas físicas para ser una estrella en su deporte particular pero su pobre ética de trabajo o su carencia de entrega le impide que alcanzar su máximo potencial y de esta forma desperdician sus talentos?
Por otro lado hay muchos que no tienen las características físicas óptimas y, en ocasiones, hasta ciertas limitaciones. Pero eso no les quebranta su tenaz espíritu. Por el contrario, esas carencias los fuerzan a trabajar el doble, a hacer más con menos para compensar los atributos físicos que el destino les negó, a perseverar, a desarrollar mayor fortaleza mental, a tener una actitud ganadora indomable, a tener una tonelada de agallas. En fin, todas las características de disciplina y entrega que uno quisiera que algunos atletas ‘elite’ tuviesen.
Uno de esos casos que pondría en vergüenza a algunos de esos atletas que trabajan a ‘medio pocillo’ es el del joven lanzador Kenneth López, novato de los Próceres de Barranquitas, quien padece de parálisis en gran parte del lado derecho de su cuerpo y quien se convirtió este año en el primer lanzador en la historia del Béisbol Doble A que solo utiliza un brazo.
Resulta que López y su madre Iris Ramos estuvieron al borde de la muerte durante su alumbramiento debido a problemas con el cordón umbilical, lo que interrumpió el flujo de sangre y oxígeno de la mamá hacia el bebé y Kenneth sufrió un infarto cerebral al nacer. Ese incidente ocasionó que el ahora lanzador de 21 años de edad tenga limitado movimiento del lado derecho de su cuerpo y tampoco desarrolló el riñón de ese lado. Pero eso no impidió que López alcanzara sus metas.
Inspirado por Jim Abbott
“Los terapistas le dijeron a mis padres que me pusieran en un deporte que me forzara a utilizar ambos brazos. Como mi papá era pelotero (llegó a firmar con los Piratas de
Pittsburgh) intentó en el béisbol desde los cinco años. Los coaches se preguntaban ¿cómo puede tirar y luego lanzar con solo el brazo izquierdo? De que cogí muchos cantazos, los cogí. Así aprendí, pero teniendo el apoyo de mis padres”, dijo López, relatando que vio muchos vídeos del exlanzador de las Grandes Ligas, Jim Abbott –quien nació sin una mano– para copiar su estrategia de lanzar y luego ponerse rápido el guante en su mano izquierda.
“Mi papá y yo estudiamos bien a Abbot. Él lanzaba y rápido se ponía el guante bien rápido. Yo intenté y se me caí el guante de la mano derecha. Intentamos aguantarlo con el antebrazo y eventualmente salió. Fue un proceso”.
Su perseverancia lo hizo convertirse en un gran lanzador, que aunque su velocidad es limitada a unas 77 a 78 millas por hora, su localización es extraordinaria.
“Él no puede hacer el movimiento completo para lanzar por su condición, pero la velocidad que carece la compensa con excelente localización en sus lanzamientos”, dijo su padre Eleuterio.
“Desde pequeño lo entrenamos bien. Su mamá se paraba como si fuera a batear y yo de catcher. Siempre tira duro por el medio. Por eso consigue tanto ‘strike’ al lanzar”.
De hecho, López lo mismo ha jugado de lanzador abridor que de relevista. Durante su desarrollo como jugador participó de la Liga Mundial Pee Wee Reese por Puerto Rico en el 2009, ganándole a Maryland, 8-3, con seis entradas lanzadas y siendo escogido como ‘Lanzador Más Destacado’. Dicho galardón lo repitió durante un torneo en Japón en el 2014.
Vive su gran oportunidad
Triunfar en categorías menores es una cosa, pero ser exitoso a nivel adulto es otro cantar. Y esa fue precisamente la próxima meta en la carrera de este joven de 21 años.
Solo necesitaba una oportunidad de demostrar que podía.
“Un amigo me dijo: ‘hace falta pitcheo en Barranquitas. Ese equipo siempre ha batallado pero le falta eso. Voy a llamar al gerente Jaime Mercado’. Días después me llamaron del equipo de Barranquitas para decirme que me querían ver lanzar. Markos Albino, el dirigente, me dio la oportunidad y cuando llegaron juegos de fogueos ante Guaynabo, Río Grande y Vega Baja, tiré tres juegos sin carreras”, recordó López.
Pero lo mejor estaba por venir. Mientras se preparaba para tomar un examen en la Universidad Interamericana –donde estudia gerencia deportiva– López recibió la gran llamada.
“Estaba a punto de coger un examen, entró la llamada del dirigente Albino y me dijo que hice el equipo. Las emociones fueron bien intensas”, recordó López.
“El examen completo se me olvidó por un momento. Se me salieron las lágrimas. Estar en el mejor béisbol de Puerto Rico es un sueño hecho realidad. Llamé a mi papá, mi mamá, mis abuelos. Me entró una ansiedad tremenda. Lo malo es que después tenía que tratar de volverme a concentrar en el examen”.
Con Barranquitas, López ha laborado como relevista en lo que le coge el piso a la liga ¿Pero quién pone en duda que algún día también pueda ser abridor? Después de todas las adversidades que ha sobrepasado, ni el cielo es límite.
La parálisis en un brazo no detuvo el sueño beisbolero de Kenneth López
